miércoles, 26 de diciembre de 2012

Amor de Madre, Vanidad y Arte




Una sala grande y clara. Dos hombres cualquiera sentados en un banco plano de wpc, miran una pared vacía. Bueno no, hay una obra de arte en ella, minimalista, como la estancia toda. Una pequeña cámara se asoma con disimulo en una de las esquinas trasera.

(Tras un largo silencio, el hombre de la derecha pregunta:)

Derecha- ¿Por qué crean los artistas?

Izquierda- Por vanidad. (Responde enseguida el otro.)

D- ¿Por vanidad? ¿Así, sin matices, sin excepciones...?

I- A todos les mueve el ego, la vanidad.


Boceto para la serie de Mimos

D- ¿Me estás diciendo que no existe el artista sincero, el creador en estado puro?

I- ¡Ja, ja, ja, ja…!

D- Te ríes.

I- ¿Artista puro? ¿Como una monja alegre o un monarca sin medallas?

D- Vale, es cierto que no abundan los artistas puros, pero conozco a varios. En cuanto a las monjas, el altruismo es una fuente de felicidad, eso se sabe.

I- No existen. Ni lo uno ni lo otro. Te engañan.


Viñeta para "Amor de Madre (...)"


D- ¿Para ti entonces, no es real la necesidad de crear?

I- Por supuesto que sí, pero desde que te empeñas en mostrarla al público te delatas. ¡Vanidad!

D- Pero (Elevando algo la voz.) ¡de algo tiene que vivir el creador!

I- Como y como yo.

D- Pero nosotros no tenemos el talento artístico, la gracia, el don…

I- O no somos tan vanidosos como para intentar convencer al mundo de ello.


Fragmento de Taller


D- Yo no podría crear aunque quisiera. Sin embargo, disfruto de las creaciones de otros, de su genio. ¡Y les necesito!

I-  eres entonces el verdadero artista.

D- ¿Yo? No te burles…

I- Sí, , y otros cómo , que disfrutan del arte sin henchir su pecho. Que leen sin presumir de sus lecturas y crean sin enseñar sus creaciones. ¡Ustedes, nosotros!

D- ¿Y cómo vamos a disfrutar del arte nosotros, si ellos los artistas, dejan su obra en el arcón?

I- Elemental, esperando a que mueran.

D- Ah, y si con el cadáver del artista aun caliente tendido en el suelo, el casero va y tira el arcón al desguace, ¿qué haremos?

I- Sus hijos o amigos se encargarán de que eso no ocurra, y mostrarán al mundo su obra, si valiera.

D- ¡Pero…para entonces nosotros también habríamos muerto!

I- Nuestros hijos no, ellos deleitarán sus sentidos por nosotros. Mientras, nos deberemos contentar con la obra de las generaciones anteriores.


Fragmento de Taller


D- ¡El hombre pertenece a su tiempo, merece beber de su presente!

I- Tonterías. Precisamente, debemos beber de nuestro pasado. El presente está pringado de vanidad y de intereses. ¡Cómo separar el arte de la vulgaridad con tanto ruido y egos mediocres prostituyéndose por figurar!

D- La muerte no santifica; los difuntos antes estuvieron vivos. ¡Qué diferencia hay!

I- Pues... resulta más fácil seleccionar entre egos muertos, se están más quietos, silenciosos, y no se perfuman.

D- Absurdo, el arte no debe tener barreras, ni los artistas. Quiero a Bergman y a Borges, pero también a Spielberg y a Dan Brown; poco me importa si están en este mundo o en el de más allá.


El autor de Da Vinci Code. Sin vanidad.


I- ¿Quieres a Dan Brown? No me siento responsable de eso, pero es verdad, te lo concedo: también yo necesito beber del presente. Los artistas son unos vanidosos, todos, pero les requiero. ¿Satisfecho?

D- (Levantándose de su asiento.) ¡No! Si un creador es brillante y lo sabe, ¿qué sentido tiene no enseñar su obra al público? Es eso vanidad o generosidad. ¡Vamos, hombre!

I- (Aún sentado, mirando al frente.) Vanidad. Pura y cruda.

D- (Nervioso.) ¡Insistes!, y la lista de artistas geniales que vivieron en la miseria hasta su muerte, ¿también eran ellos unos vanidosos? ¡Dime!

I- Por supuesto, lo eran.

Boceto de la serie de Mimos


D- ¿¡Van Gogh y Gauguin eran unos vanidosos?!

I- En efecto.

D- ¿Migel Ángel, Virginia Woolf, Buster Keaton, Poe, Buñuel, Balzac, Miliki, una cuadrilla de medrosos?

I- Todos ellos perseguían la inmortalidad. Simple fatuidad, meros cazadores de gloria, ególatras. Es como el amor de madre.

D- ¿¿Cómo el amor de…?? ¡¡Estoy hablando en serio!! (Levantando la voz y los brazos, su cuerpo arqueado.)

I- Y yo. El amor de una madre no es amor, es vanidad, autoafirmación, afán de inmortalidad.

D- ¡Por Dios! ¿A qué viene esto? (Repentinamente agotado, como resignado.) 

I- Tu padre no te quería a ti, se quería a sí mismo proyectado en ti. ¡El amor de nuestros padres no es amor, es vanidad!

D- ¡Cielo santo! (Cerrando los ojos.)

I- Eso está por demostrar. 

D- ¡¡Basta, calla, calla, calla!! (Manos abiertas hacia el otro, como si se protegiera del viento.)

I- Pues no preguntes.

D- (…)



LezcanoJaén

La conversación aquí transcrita ha sido sacada de la grabación ilegal hecha en una de las salas de un importante Museo de Arte Moderno, en España, durante el verano de 2012.
La Dirección de este Blog no se hace responsable de las afirmaciones –o negaciones- de estos dos individuos.


Viñeta para "Amor de Madre (...)"


    ¿Todo es vanidad, como cantaba el bueno de Javier Krahe?








martes, 18 de diciembre de 2012

El Amigo Sebastián


Recién llegado de Flandes, don Sebastián.

Había servido con gusto al hiperactivo Fernando de Asutria, infante y cardenal a la fuerza. Gobernador de Milán, y de los Paises Bajos también. Hasta virrey de Cataluña era. 
En sus ratos libres ejercía de capitán de infantería en batallas de sangre y arena. 
No sorprendentemente, una úlcera acudió al rescate y le mató a los 32. Año 1641.

De leer y de imaginar, acaba uno por conocer. Y si a algunos se le 
aparece la Virgen, a mí se me presentan personajes como este. Sí, también Sebastián estuvo en mi taller. No es expansivo ni dicharachero como María, es lo que parece, un ser consciente de la gravedad del estado de los asuntos. 
Rara vez sonríe y sus palabras, escasas, rinden al máximo, sin adornos, verticales.




"Sebastián Morra hondamente enfrascado en la gravedad del estado de los asuntos"
De la serie Fricciones

"El bufón Don Sebastián Morra", 1645, Diego Velázquez


Recién llegado Sebastián al reino, quizás en 1642, Felipe IV lo 
emplazó al servicio del principito Baltasar Carlos. Le mantuvo, como si a él le importara, las monedas y raciones que recibía en Flandes.

Sin esfuerzo se ganó enseguida la confianza del príncipe 
adolescente, que no era mal chico. 
Sí, se volvió a encariñar Sebastián; esos ojillos.

"Sebastián"

Él, que mantenía húmedo el dolor por la temprana desaparición de Fernando, su anterior amo, recibió ahora un golpe mayor, la muerte de Baltasar a los 17, de viruelas.
“No me lo esperaba, era un joven sano y simpático, nos 
apoyábamos, eran tiempos difíciles...”


Nunca se figuró Sebastián que un príncipe apenas salido de su niñez pudiera pensar en testamentos, pero menos aun que un “ser deforme y mínimo como yo, pudiera tener cabida en él."

"Retrato Serio"

Sebastián recibió solemnemente un juego de espadines, daga y cuchillo. “¡Que se lo queden, no quiero cosas, sólo pan y personas…!”  me dijo con malhumor, manteniendo su pose intacta, en un desnudo magro y varonil.

Te queremos, Sebastián.













LezcanoJaén

domingo, 2 de diciembre de 2012

La madre Jerónima, Velázquez y a Dios rogando.





Un Diego Rodríguez de Silva Velázquez de 21 años, sometido a tediosos encargos eclesiásticos, retrató sin piedad en 1620 -como hiciera 30 años después con Inocencio X- a la venerable clarisa semidescalza, la muy señuda Madre Jerónima de la Fuente.

"A Dios rogando", desde Velázquez, de la serie Fricciones
La mirada suave, comparada con la terrible tensión de las manos,
que aprietan fuerte una biblia y un mango sin cruz.
En su lugar, pedacitos de civilización hecha pedazos.
Los soles lo iluminan todo, en vano.


Llevaba la señora 65 años encerrada en ese cuerpecillo amarillento al que no bañaba nunca el sol, pues andaba ella de convento en convento, ora que te ora a susurro limpio pues, como dice una de las inscripciones del cuadro original,“es bueno esperar en silencio la salvación de Dios” o más abajo, “en su gloria (la del crucificado) está mi verdadera satisfacción”.
Pobre mujer, se entiende esa carita.


La Venerable Madre Jerónima de La Fuente"
1620, 160x110 cms, Diego Velázquez 


Terminado el cuadro, partiría Jerónima al lejano extremo oriental del flamante Imperio Español, las Filipinas, a absorber el seso a los pobres negritos -término acuñado por aquellos intrépidos españoles, ladrones de suelo y de vida- indígenas ignorantes de “la verdadera satisfacción” que les traía la Venerable.

En 1650, Don Diego volvía a trasladar la frustración religiosa al lienzo, en el rostro de un papa. Aquí les muestro mi humilde versión:


"Órgano Papal", desde Velázquez, de la serie Fricciones
¿Qué hizo Inocencio con sus ropajes?
Sus manos delatan más placeres que contrición.

Fragmento del Inocencio X



LezcanoJaén









domingo, 25 de noviembre de 2012

Pintar, que no es poco



Guarro, que ya es mucho.


Desde que Marcel Duchamp tuvo la ocurrencia de descontextualizar un urinario, ya todo es susceptible de considerarse arte. Eso es bueno, sin duda. 


Rico, rico...

Pero, si concluimos que todo puede ser arte, la pintura, digo, también podría serlo, aunque resulte extravagante afirmarlo.


"En el lugar de cualquier otro" Mixta sobre tela, 120x100cms

Yo pinto, ofrezco telas, cartones o maderas que acogerán formas, líneas, colores, texturas... También conceptos y emociones. ¿Sigue en vigor el placer estético?

"Cantor de Tango"

Mi causa, el ser humano. Él, y su rastro. 
No me detengo en lo natural o en lo sublime, ni en lo precioso. 
Las dunas, el mar y los atardeceres son para vivirlos y sentirlos allí, en la arena, a las 19.


Fragmento de "Su de ella"


Intento –casi nunca lo consigo- reflejar lo que no se puede decir ni escribir. Ni fotografiar, ni filmar. Hago lo que puedo y tanto da si es poco, pues seguiré escarbando en el corazón de este viejo oficio, en busca de, en busca de… 

"Silencio"

Alguien preguntó a Woody Allen cómo combatía el miedo a la muerte: "Cestitas, cestitas, cestitas...", respondió. 
Pues eso, trabajo, trabajo, trabajo...


Foto: Leif Firnhaber


LezcanoJaén


domingo, 18 de noviembre de 2012

Autorretrato en Baco

Baco Merisi I y II, de la serie Fricciones



 En el año 1571, acaso en un pueblo que ya cedió su nombre al pintor, Caravaggio, nació Michelangelo Merisi, el artista que no quería pintar madonnas.

Genial, callejero, apasionado, carilindo, vividor, pendenciero, homosexual convencido, vivió y se expresó como quiso y fue odiado y envidiado por ello. Su obra, sensual y descarada, fue tapada o violada con firmas ajenas durante tres siglos.




Baco, de Michelangelo Merisi Da Caravaggio, 1598, 98x85 cms.



En 1598, el Cardenal del Monte le encargó una pintura como regalo de boda para el recatado Cosme II, abstemio y beato como él solo. 
Michelangelo aprovechó la ocasión y se retrató a sí mismo de Baco, el Dios del vino. Semidesnudo, con mirada insinuante, ebrio y espléndidamente afeminado, nos ofrece un brindis junto a un bodegón de frutas en estado de putrefacción. 

Este cuadro, como muchos de su autor, pronto desapareció y se dio por perdido. Nadie sabía ya de su existencia. ¡Hasta 1916!



Baco Merisi III, de la serie Fricciones


Queda mi afecto y mi recreo, maestro Michelangelo. 
Te dejo una muestra de mis recreaciones de este icono universal tuyo, y que he incluido en mis "Fricciones".

En el año 1610, en la playa de Porto Ércole, apareció muerto Michelangelo, el artista que prefirió pintar mancebos hermosos, pícaros.


LezcanoJaén

domingo, 28 de octubre de 2012

Catálogo Fricciones

Inauguración de Fricciones         Foto de AntonioRdrez


Aquí les dejo, para que lo vean, lo tengan y lo compartan, el pdf de la portada y el Catálogo de Fricciones (*)



Los primeros en llegar               Foto de AndrésBrito


(*) Este catálogo contiene 22 de las 59 obras que componen Fricciones, que estará colgada en el CICCA hasta el 24 de noviembre.

LezcanoJaén



lunes, 22 de octubre de 2012

Carta referente a una ofensa, por Felipe el Grande.




Me has criticado a gusto, Pedro. 
Has derrochado a mares tu  habitual ironía de vodevil, vomitándola sobre un hombre que te supera en todo.
Yo te digo, sin esperanzas de recibir peras del olmo, que te pongas en el lugar de un niño, yo, engendrado por reyes y archiduques consanguíneos. Prometido desde los seis, casado entre bôatus a los diez, proclamado Rey a los dieciséis. ¿Qué hacías tú a a los dieciséis, Pedro? ¡Ni lo digas!



Detalle de "Cetro al Viento", desde los retratos de Velázquez.


Con todo, soy un ser humano, Pedro. Mi sangre es más pura y noble que la tuya, mi cultura más vasta, mi valor y mi estirpe habitan otra esfera, pero soy un hombre, al fin. ¿Te sorprende?

Y sí, me gustan las mujeres ¿a ti no? pues diría que sólo las pintas a ellas, mamas al aire español.

Vas de puro, de artista, de bohemio romántico... 
¡Farsante!
Eres un interesado y un mujeriego frustrado, impotente.
Qué no harías con mi poder de atracción y mi energía masculina...
¡Hipócrita!

¿Te gusta Mariana? a mí también, pero era mi sobrina antes que esposa. 

Tenías que haber palpado la piel de la hija del barón Chirel, ¡ohhh!
O el trasero de Casilda, la camarera, la de los Manrique.
¿Y qué me dices de María Inés de Calderón? Me enloquece ¡por todo! 
¿Soy culpable? ¡Dios, condéname!



"Cetro al Viento", de Fricciones


Explotas a los de tu género con el solo fin de la burla. Tuvieron incluso tus pinceles de rastro viejo la osadía, incluso la desfachatez típicamente plebeya, de desvelar el sagrado órgano sexual de mi estimado Inocencio. 
Y es que no respetas ni a nuestros símbolos de devoción. 
Ni a todo lo sagrado, lo limpio.
¡Qué pena!



"Órgano Papal", de Fricciones



Insoportable me resulta, además, que algún hereje de tu clan haya 
derramado sus escasas y grasientas monedas sobre tu inaceptable dibujillo. 
Tu bajo estilo, tu chiste fácil, tu torpe pluma, tu alma sucia, tu vil burla reciben así recompensa. ¡Es insoportable, ignominioso, infame...!




Casi desnudo me haces agarrar el cetro cual verga, bien sabido es su tamaño. Mientras, Laura Battiferri, esa escritorzuela huesuda, me dirige un gesto de inequívoca amputación. ¿Te sientes bien, rufián de baja estopa?



Sala "Sobre Papel", en Fricciones


Manipulando, cuentas lo que te conviene. 

Callas mi afición a las artes, mi protección durante décadas a tu admirado Diego. 

Ignoras mi tenaz lucha frente a una Europa, la protestante, que se tornaba en nuestra contra. Al católico pero malvado Louis-Dieudonné el XIV y su cruzada antiespañola. Me gustaría ver tu cara mal afeitada enfrentarse al Cardenal Richelieu y su tribu de degenerados. Congelada se te quedaría tu sonrisita de galán venido menos.

Te veo grandullón, Pedro, qué nariz. Si descubrieras que tu sangre bebe de la mía, qué harías ¿suavizarías tu burla entonces, artistoide? 






LezcanoJaén









lunes, 15 de octubre de 2012

Mariana no quiere ser Reina, en Fricciones



¡Esa vida tuya, Mariana...!

Tu padre, el emperador de Austria, te comprometió desde chica con tu primo Baltazar, príncipe de Asturias. Ni te gustaba.

Se te muere el principito y te endosan a tu tío. ¡Peor!
El pasmado cuarto Felipe, rey obsesionado en la cópula y la caza, tuvo unos cuarenta hijos bastardos y disfrutaba apuñalando a jabalíes amordazados.  

Contigo sólo tuvo cinco, y gracias. Se te murieron enseguida casi todos. Y es que no pudiste ser ni madre, pobre Ana María. Mariana, de Viena.


Fotografiando "Mariana no quiere ser Reina, insiste"


De consorte enseguida pasaste a regente, pues el Felipe se murió con sesenta y te llevaba treinta, y aunque trataras de delegar en duques y curas, no lograbas ser tú, estabas atrapada, sin salida.

Tu único hijo que llegó a adulto te salió canijo, feo, de nariz descomunal, prognático, esquizofrénico, enfermizo y lo que es peor, estéril.
Al Carlitos lo casaron con una buena moza, que envenenaron pronto al no embarazarse. La siguiente, una alemana enorme y ambiciosa no te podía ni ver, qué infierno y qué peleas, con lo buena que eres...  



"La no Reina Mariana", de Fricciones

Vida dura, Mariana, con tanto lujo y tú de menina, enfaldada en doce kilos de telas acolchadas, qué tormento es a veces la vida, qué ingrata. 
Pero eso ya acabó...

¡Ahora eres libre, sal a la calle, canta, elige un amante que no sea primo ni tío ni duque, desnúdate, ensaya, vive al fin!


De la Serie "Mariana no quiere ser Reina"


¿Recuerdas nuestras sesiones, en junio y julio? 
¡Tuvimos cuatro, Mariana, cuatro! 
Un dibujo a tinta, un collage y dos pinturas.

Y te alegrará saber que durante estos últimos meses de 2012, mientras te escribo, personas sin títulos nobiliarios, plebeyos sin alcachofas de seda, hombres y mujeres sin más, admiramos tu rara belleza, tu porte, tu alma y tu sensualidad.

Sabemos cómo eres, María Ana. Tú no querías ser Reina, nadie quiere salvo los tontos. Tú no eres como ellos, aunque te atraparan durante años. 

Ahora en mis telas eres libre y sexy, creativa, sensible, pedazo de mujer.


"Mariana no quiere ser Reina"


Debo decirte, no obstante, que no eres una guapa al uso, ni falta que te hace. Ese labio flojo, la cara alargada... Pero tienes sustancia, amiga mía, y tanto.


Inauguración de Fricciones con Mariana a la derecha.      Foto A.Brito


La gente lo dice al salir,“esa chica tiene un no sé qué..." 
Que yo sí sé.


LezcanoJaén

sábado, 6 de octubre de 2012

Fricciones, 62 pinturas y dibujos.


(*)


Este próximo jueves, tras una dilatada gestación de 13 meses, daré a luz 62 criaturas con algo más que un padre en común:


(…) Me alimento además del aceite y de la tierra de los magos eternos, los Velázquez, Da Vinci, Caravaggio, del Sarto, Rembrandt, Ghirlandaio... Me hago con sus personajes, con los bufones y los reyes, con aquellas prostitutas que posaron de madonnas,con los enanos y las damas y los dioses,encapsulados todos en sucesivas capas de linaza, ajenos al paso de los siglos. 
Mezclándome con ellos aprendo y me recreo. 
Es un ejercicio, un juego estético y plástico. 
Experimento y ensayo con el drástico contraste de los colores, texturas, estilos y conceptos. De épocas y de modas. 
Expreso y les cuento así, lo que el muro de mi cerrazón y de mi torpeza me permita expresar y contar, aunque no sea mucho, ni poco, y quepa en estos últimos cuatrocientos días.

Lezcano Jaén


Lo figurativo y lo abstracto se mezclan, el expresionismo es fuerte. Personajes históricos del universo del arte resucitan, renacen en el siglo XXI, investidos de un nuevo ser y estar. 
El dibujo y la materia se funden armónicamente, desprendiendo un aroma de humanismo profundo y de filosofía.

Francisco Lezcano-Lezcano


(*) Entre el lunes y el martes hemos acabado de colgar. 
Las personas del CICCA te lo hacen todo muy fácil, pero mi pintura no ha sido mansa, se revolvía. 
La serie Fricciones sigue un hilo conductor y está unificada en el aspecto temático. 
Pero cada cuadro lo he vivido como una aventura nueva, y aún formando parte de un todo, se resisten a perder su independencia. He usado colores fuertes y no he sido muy disciplinado en la uniformidad respecto a las dimensiones del soporte. 
Aun así, las 59 piezas -hemos descartado 3 para no sobrecargar- firman la paz y conforman una muestra de la que estoy satisfecho. 
En un rincón de la sala, con "Anna di Parma" vigilando a mitad de escalera, proyectaremos un corto documental -versión reducida y en bucle- producido por Meideistudio, sobre el proceso de creación de "El Hombre de Londres", una de las pinturas expuestas. 

Las críticas serán bienvenidas, sin llegar a los extremos de Doña Sylvia Ballesta, claro está...





jueves, 27 de septiembre de 2012

Tinta Sobre Papel


Foto de Andrés Brito, testigo presencial de los hechos.

No presumo ni lamento el hecho de que me intentaran asesinar en mi propia inauguración, al contrario, soy muy consciente de mi parte de culpa. Les cuento:

Ocurrió durante la apertura de una de mis últimas exposiciones. La sala lucía espléndida y repleta de amigos. Desconocidos también había. Todos regalándome parabienes, por cariño o simple cortesía: 

-¡Me encanta el color!
-¡El trazo es muy potente!
-¡La técnica impecable!



El desdichado Pintor, creyéndoselo todo.     Foto: Andrés Brito


La crítica nunca alcanza al protagonista en estos acontecimientos. Si acaso algún silencio incómodo o mirada patética. La ironía es otro de los recursos utilizados, pero requiere mayor destreza. Recuerdo que un personaje ancho con un bigote lacio se me acercó por mi izquierda, señalándome con el dedo mucho antes de llegar a mi lado:

-Aprecio una fuerte tendencia hacia lo trágico en tu Pintura, aunque uses colores fuertes y alegres, en cierto modo.
-Si le soy sincero, no pienso mucho cuando pinto.
-Se nota, se nota, de ahí las absurdas contradicciones en las que caes a veces.
-Bueno, quizá sea más coherente con mis dibujos, me siento fuerte en ellos.
-En efecto, en efecto, tu obra gráfica es más sobria y elegante, aunque adolezca de un cierto amaneramiento desagradable.
-¿Usted cree? Le agradezco la sinceridad, no es lo más frecuente recibir crí…

 Minutos antes, una mujer madura, chaqueta roja, pelo estofado, rostro reflexivo, con una enorme copa de boca ancha ennobleciendo su pose de experta observaba, en la zona de mis dibujos a tinta china sobre papel Arches de alto gramaje, un desnudo soberbio, está mal que yo lo diga, especialmente insinuante, de una línea ondulada y serpenteante considerablemente hermosa para qué mentir, y acertados pero breves toques rojos de collage.



El detonante.

Sin duda, la pieza no le dejaba indiferente, y aunque su mano libre no sostenía la lista de precios, estaba seguro de su pronta adquisición. Mientras, el señor del bigote se me acercaba, su dedo balanceándose.

Pareció confirmar mis suposiciones de venta cuando decidida, descolgó la pieza de su pared y con una rara habilidad liberó el dibujo de la madera y el cristal, estropeándolo ligeramente. Tras darse la vuelta y según supe después, sumergió mi obra indefensa de forma grosera en su cava y con pasos largos e indisimulados, se situó a mis espaldas para, con probidad admirable en una señora de su edad, y antes de que mi interlocutor pudiera advertirme, introducir en mi boca la masa aromática que fue mi maja en tinta, en el momento en el que empezaba yo a disertar sobre la crítica constructiva.

La consternación fue general en la sala, como es natural. También el silencio, sólo roto por los aullidos de mi agresora, que se revolcaba sobre mí en el suelo y que con una fuerza inusual estaba logrando acabar con mi vida, pues el papel ennegrecido hecho a mano disuelto en el líquido navideño, una plasta, bloqueaba mi sistema respiratorio ya de forma alarmante.


El asunto se puso francamente feo.

La parálisis de los asistentes, que ya no miraban mis cuadros, tuvo una afortunada excepción en el amable anciano que poco antes elogiaba mi técnica. Se arrojó sobre la agresora y redujo a Sylvia Ballesta, que entre espumarajos y balbuceos respecto a no sé qué del pincel, fue conducida, sin más, a las dependencias policiales.


Nota:

La Señora Ballesta, que en declaraciones posteriores explicó su explosión de rabia al resultarle “insoportable el tembloroso trazo del pincel”, fue absuelta sin cargos.
Con el tiempo nos hicimos buenos amigos; gran conversadora, fina esteta, terminó por convencerme con sus argumentos respecto a mi trazo.
De hecho a día de hoy, ya son tres mis intentos de suicidio, aunque seguiré dibujando.

                                                                                                                                                                      LezcanoJaén