miércoles, 19 de agosto de 2020

Diario Plástico de una Pandemia.



Durante las primeras semanas de la pandemia y el encierro confitado aquel, me propusieron, desde el epicentro de la tormenta, la elaboración de una pintura que reflejara el espectáculo humano que nos disponíamos a vivir. No es ni será ese mi oficio; entretenido siempre como estoy en el limbo del tiempo -o eso quiero creer, iluso de mí-. 

Decidí entonces arrimarme a los creadores gráficos: transformé la gran tabla en una libreta de páginas desplegadas -150x200 cms. (x25, 30x40 cms.)- y empecé a rellenarlas como si de un diario de batallas se tratara. 



 

Reflejar el drama sin pasarme de dramático, satirizar sin excederme en la sátira, ilustrar sin caer en lo obvio, encriptar con metáforas descifrables... Cada celda busca su propia voz, mientras dialoga y se complica con las vecinas. A la vez, el conjunto debería funcionar como lo que es, una pintura: una simple y llana superficie bidimensional surcada de colores, de líneas y de formas.


Ahora, ya metidos en el último mes del verano del año de nuestra pandemia, toca "disfrutar", como cochinos embarrados, de la segunda parte de la pesadilla: el virus mata menos y, aunque saldremos pronto de ésta, aún nos dará el drama para otro gran multiceldas de 25 sátiras -que no haré- bien cargado de paranoia, nervios, ruina, polarización, culpa, oportunismo, bandos, odio, magia, miedo, muerte... 

Y vida, que como siempre, acabará saliendo para adelante, como hacen las cucarachas, los virus y los humanos.

Salud.