miércoles, 14 de mayo de 2014

Los Bebe Sin Sed

Las 9 o las 12. Pinto como si se fuera a acabar el mundo y olvido la existencia de los instrumentos que miden el tiempo. Por el repicar de uñas y lametazos en los pies, adivino que Sergio y Laika se han introducido en mi cueva. Ni les miro. No se conforman y Sergio empieza a ladrar, el maldito. Paro y descubro mis manos rojas de magenta oleaginoso, aun sabiendo que llevo siglos sin degollar a nadie. Tienen hambre, seguramente es la 1 ya. 
¡Vamos a la cocina, enanos! Qué poco necesitan estos bichos queridos para festejar. Mientras les preparo su enyesque siento el optimismo, me gusta lo que estoy haciendo, pero... ¿qué estoy haciendo? La inhalación continuada de vapores de trementina en combinación con las cervezas de la noche me están matando hasta el chocheo.


Los Bebe Sin Sed.

Les dejo la comida en el suelo y corro al taller, donde, repartidos por el suelo, la mesa y los caballetes, sorprendo a borrachos rojos sin rastro de ron en el vaso, a mujeres altas con ex-altos cargos enanos y desnudos compartiendo mantel, a niños inquietantes aspirantes a monarca, todos en proceso, a medio hacer, vivos. 

¡Mierda, ahora el que tiene hambre soy yo!



                                                                                                                                                                                 LezcanoJaén

4 comentarios:

  1. ¡Menuda juerga tienes montada! Cuidado, que vas a tener que poner orden :)

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  2. Y a mi se me está despertando el apetito de ver tus cuadros. Sigue trabajando y no mires la hora.
    Un beso.

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    1. Ay Susi, si pudiéramos estar siempre en ese estado, fuera del tiempo y de los asuntos tontos del día a día... Pero no, después llega la cordura y lo pone a uno firme, buagh! Lo dicho: viva el caos! Besos.

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