viernes, 14 de noviembre de 2014

Ellas.

El hombre envejeció mientras se le inflaba el malhumor.
Una lenta metamorfosis, cada año más carca, criticón, negativo, intolerante, viejo. 


Viejo y feo de tanto gruñir.




A su mujer de siempre, casi le pesan los mismos años, pero parece que con el tiempo lo ha comprendido todo y cada vez es más grande, bella y sabia; no se retuerce frente a la muerte, se acomoda en la corriente y disfruta con el disfrute de los demás.


Agua, Ron y Té.

Ahora su hija, que les llegó muy tarde, empieza su fiesta y derrama su entusiasmo sobre la mesa y en el aire por la habitación entera: proyectos, viajes, novios, toda una vida en estreno que alimenta a su madre y envenena a su padre, sin saber por qué.
                                                                                   



LezcanoJaén

                                                                                 

2 comentarios:

  1. Y es que ellas no solo saben envejecer bien y con dignidad, sino que si se quedan solas, o sea viudas (hay unas cuantas), siguen sabiendo vivir bien y con dignidad. Y eso me tranquiliza.

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  2. Ustedes, pareja, serán jóvenes siempre. Se salen de la norma, y nosostros que nos aprovechamos, a ver si se nos pega!

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