sábado, 4 de noviembre de 2017

Gravida Testa: mi primera serie de esculturas.



Hasta el 7 de diciembre de 2017, quedan expuestas en la Galería de Arte Magda Lázaro las siete piezas que componen Gravida Testa, incluida en De Homine Oviparo

Se trata de unas cáscaras preñadas (de su traducción del latín) de tamaño y peso natural, el de la cabeza humana. Cada una de estas cabezas asoma desde su marco en la pared, ignorantes de haber sido invadidas y de acoger en su interior unos huevos a punto de eclosionar. O ya sus polluelos, relajados en el primer sueño y arrepollinados en estos nidos intracraneales, silenciosamente colonizados:

   
Gravida Testa nº 4 y nº 6 (al fondo)                                                     foto de Manolo Morales.

(*) Y como si no tuviera bastante, ¡se me echa encima la tercera dimensión! Yo, que andaba desbarrando tan a gusto en la segunda y media. Es verdad que esta pintura mía llevaba tiempo fraguando en geografía accidentada, con sus baches y desatinos, por lo que no es extraño que ensanche ahora mi plástica a la escultura, por grande que me quede la palabra. 
Sea como fuere, aquí muestro algo de mi obra primera en materia tan dilatada. 

¡Hay que seguir!
                                                                                          
                                                                                       (*) del catálogo de De Homine Oviparo.


Gravida Testa nº 7                                              foto de Manolo Morales.


Acabo con uno de esos instantes eternos (sí, uno de esos momentos que permanecerá por ahí, flotando, por los restos, ¿no me creen?) de la inauguración del 27 de octubre. Lo encapsuló (para que yo lo libere ahora) la cámara guiada por la mirada de Paula: los enormes Efraín Pintos y Maribel Nazco se marcan un baile sin música aparente, mientras Mercedes Talavera de Paz rastrea vida ovipara en una de esas cabezas tomadas:

foto de PaulaLázaroMontelongo.

2 comentarios:

  1. complicar lo elemental para salvar la pureza

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  2. Y lo elemental es la fuente de todos los tiempos; volvemos a ella una y otra vez aunque la disfracemos de novedad.

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