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Detalle de uno de mis Mimos |
Una vez tropecé con un vídeo de Marcel Marceau.
Había escuchado a menudo su nombre, pero nada más.
Me hipnotizó al instante. El rey de los mimos te atrapa sin palabras y sin enchufes; se basta con su cuerpo y te lo da todo, de dentro hacia afuera.
Tras la experiencia "Marceau", dediqué unas semanas (en 2010?) a dibujar y a pintar cabezas de mimos.
Los mismos colores en la paleta, el mismo agua o la misma trementina, las mismas brochas, el mismo mes... y el pozo que en mi memoria había dejado la modernidad eterna del Maestro Marceau.
Les muestro en esta entrada y en la siguiente el fruto de aquellos días:
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Mimo a la pluma con unas gotas de collage tibio |
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Cuarteto de Mimos, que a falta de palabras... |
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Mimo Viejo, para Marcel |
Para cerrar esta primera parte dedicada a mis mimos, un ejemplo de su intrusión en mi más reciente serie: Fricciones:
Continuará.
Ese rincón tan intimo es donde plasmas tus rompeduras de cabeza, me gusta, muy bueno.
ResponderEliminarPues sí, el blog se está convirtiendo en un diario público que construyo poco a poco como si no lo fuera a ver nadie. Espero que algún día blogger no me pierda todo esto; es que se van convirtiendo en pedazos de vida. Bueno, aquí estoy. Gracias por la visita, amigo Juan.
ResponderEliminarCurioso lo que desencadenan determinadas personas cuyo legado no parece apagarse. Me gusta que, a pesar de conseguir obras muy libres, el espíritu de Marceau impregne todos los trabajos. De un modo u otro es perfectamente reconocible en todas las imágenes. Además llama la atención el uso del color que hay, tan alejado de la monocromía que solemos asociar a los mimos. Diagnóstico: padece usted un caso de pantomima contagiada ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarClaro, aunque no son retratos de Marcel, el detonante es él, y al pintar sin referencia, sin modelo, te sientes más libre, aunque estés atrapado en el fondo por su... por su espíritu. Gracias por la visita, Cristina, artista!
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