jueves, 25 de junio de 2015

Dibujar, dibujar, dibujar...


Yo pinto siempre, y dibujo más. Pero ahora les voy a contar una cosita:


Fragmento de un dibujo-pintura sobre papel, ahondando en "Los niños de la casa grande".


Miranda es una estudiante de Bellas Artes que ha sido bruscamente raptada por su enamorado Ferdinand, disecador de mariposas, entomólogo, como le gusta decir a él, además de un buen aficionado a la fotografía. 


Dibujar es pensar, y este fue el origen de "Los Bebesinsed". (pinchar aquí)


Es que anteayer empecé El Coleccionista, de John Fowles. Se hizo una película con el mismo título, fantástica, con ese color de las pelis inglesas de los sesenta; lenta, espesa.


¿Miranda?
Un viejo dibujo recuperado de algún rincón de mi estudio.


Pasan las semanas y parece que no se llevan tan mal, dadas las circunstancias.
Una tarde, el meloso raptor enamorado le muestra sus fotografías a la bella Nanda (así la llamaban de niña) dibuja que te dibuja ella cabreada en su catre, que hay quien se enfada por cualquier cosa, caramba.



                               

¿De dónde habrá salido el regocijo de la señora?                                                          Niña vieja.           

Ella las examina muy seria, y tras un tenso silencio, escupe la sentencia que me hace comentar esta novela aquí. Dice Miranda, poco más o menos: 

“Tus fotografías están muertas, no las tuyas, todas, todas las fotografías están muertas. Un dibujo crea vida, una foto la asesina. Es como tus mariposas ensartadas.” 


Francamente, esta no sé quien es.

¿Una fotografía congela un instante de vida, quedando inmediatamente envejecida, mientras que un dibujo la construye desde la nada? Puede ser, pero no necesité estar de acuerdo con la sentencia para cerrar el libro y… Y ponerme a dibujar.




martes, 9 de junio de 2015

Su de Ellas



Me estoy regalando tiempo, las ideas y las imágenes se amontonan en mi cabeza, mucho más ágil y veloz que mis manos, (cotidiana frustración que tendré que aceptar).



Tallando el interior de mi tercera Ancha a tamaño natural.
(fragmento)


Simultaneo seis, ocho, diez cuerpos con sus pasados a cuesta, un pasado inventado, absolutamente real. A ellas no les importa mi falta de exclusividad y yo lo prefiero, la verdad, (en pintura soy un convencido polígamo, por el bien de la conservación de la especie, claro).



Fragmento de la segunda Ancha, casi terminada.


Ahora empiezo a verlo claro: estas oscuras criaturas, estas niñas viejas y mujeres anchas se agruparán dentro de unos meses en algo amorfo y extraño llamado Su de Ellas.

Sí, creo que sí, ¡seguimos…!



Comienzos de la tercera Ancha.