jueves, 1 de septiembre de 2016

La Gran Prueba


A comienzos de verano llegó la propuesta...


Uno de los bocetos.


Un sueño para cualquier pintor. Al menos para uno que no tenga miedo a mostrar sus vergüenzas. A hacer lo que no sabe o le excite lo desconocido, aunque el sueño se pueda convertir en pesadilla.




Tras la proposición, mi cabeza acalorada no descansó ni cuando simulaba que dormía. Un esbozo de proyecto, el ok definitivo y todo el mes de agosto jugando en los bocetos, finalmente detallados y a escala, en espera de la llegada del material. 

Desde el lunes 29 todo en el taller. Dos días de imprimación por delante y aislante por detrás... Y a pintar. 

Mañana por la mañana empieza la aventura. Ese descomunal tamaño se eleva ya como una sombra cuando entro en el estudio y me susurra ¡atrévete si puedes, pintorcillo!

(Ha habido más cosas, muchas más, en los previos de este reto tan estimulante para mí, algunas que sobrepasaban mi capacidad y para eso he contado con la ayuda imprescindible de José Riquelme, amigo y maestro. También de Juán Méndez, ya un auténtico compañero de batalla. Y por supuesto, de Ana Lola Borreguero.)